• EL VERDADERO ASPECTO DEL GOHONZON

    EL VERDADERO ASPECTO DEL GOHONZON

    I. Jamás busque este Gohonzon fuera de usted misma. El Gohonzon existe sólo en la carne mortal de nosotros, las personas comunes que abrazamos el Sutra del Loto e invocamos Nam-myoho-renge-kyo. El cuerpo es el palacio de la novena conciencia,1la realidad inmutable que reina sobre todas la funciones de la vida. El estar "dotado con los Diez Estados" significa que todos los Diez Estados, sin excepción, están contenidos en el Estado de Buda. Es por eso que al Gohonzon se le llama mandala. Mandala es una palabra en sánscrito que significa "perfectamente dotado" o "racimo de bendiciones". El Gohonzon se encuentra solamente en la fe. Como el sutra declara, "Solo mediante la fe uno puede ingresar al Estado de Buda".
    Los discípulos de Nichiren, sean sacerdotes o laicos, pueden entrar en la Torre del Tesoro del Gohonzon ya que creen en la supremacía del Sutra del Loto, que señala: "...decartando honestamente las enseñanzas provisionales"2 y "Nunca acepten ni siquiera una sola frase de los otros sutras",3 ¡Qué alentador! Hagan todos los esfuerzos posibles, para el bien de su próxima existencia. Lo más importante es invocar sólo Nam-myoho-renge-kyo y manifestar la iluminación. Todo depende de la fortaleza de su fe. Tener fe es la esencia del budismo. Es por eso que el cuarto volumen del Maka Shikan dice, "El budismo es un vasto océano, pero sólo pueden entrar en el los que tienen una poderosa fe".
    Al interpretar este fragmento, Miao-lo escribe en el cuarto volumen de su Guketsu, "Hasta Confucio enseña que la fe es lo primero y lo más importante. ¡Esto es aún más cierto con las doctrinas profundas del budismo! Sin fe, ¿cómo podría uno abordarlas? Es por esto que el Sutra Kegon define la fe como la base de la práctica y la madre de los beneficios". El primer volumen del Maka Shikan además pregunta, "¿Cómo se escucha y se practica la perfecta enseñanza para alcanzar la perfecta iluminación, y cómo se cree en ella?" El volumen uno del Guketsu interpreta esto como: "El 'Creer en la prefecta enseñanza' significa despertar la fe mediante la doctrina y hacer de la fe la base de la práctica". Un documento clásico cuenta sobre el Emperador de Han quien creyó tan implícitamente el informe de su ayudante, que realmente se encontró con un río congelado.
    Otro relata como Li Kuang,4 ansioso de vengar a su padre, penetró con su flecha una roca escondida en el arbusto. Las anotaciones de T’ien-T'ai y Miao-lo aclaran absolutamente que la fe es lo fundamental.
    Debido a que el Emperador Han creyó sin duda las palabras de su subalterno, el río se congeló. Y Li Kuang pudo penetrar la roca con su flecha porque realmente creía totalmente que esta era el tigre que había dado muerte a su padre. La fe es todavía más poderosa en el mundo del budismo.
    Abrazando el Sutra del Loto e invocando Nam-myoho-renge-kyo abarca las cinco prácticas que el maestro Dengyo heredó personalmente del sacerdote Tao-sui5 cuando viajó a la China. Esta es la enseñanza principal para los discípulos y creyentes de Nichiren. Es la práctica que aparece en el capítulo "Jinriki. Luego, le daré más detalles.

    Respetuosamente,
    Nichiren

    El vigésimo-tercer día del octavo mes en el tercer año de Kenji (1277.)
    Los principales escritos de Nichiren Daishonin (The Major Writings of Nichiren Daishonin, vol 1, págs. 213-215.)(Gosho Zenshu,págs. 1244-45.)
    ANTECEDENTES

    Se piensa que la Dama Nichinyo, destinataria de esta carta fue la esposa de Ikegami Munenaka, el mayor de los hermanos Ikegami, o bien o hija de la señora Matsuno, aunque no existe evidencia clara al respecto. Al juzgar por las dos cartas que le envió el Daishonin, podemos presumir que era una señora de mediana edad, con cierta cultura y posición. Además, se la puede considerar una creyente devota, ya que seguro, según dice este gosho, que pudo recibir el Gohonzon. En ese tiempo, el objeto de veneración sólo se concedía a pocas personas, entre los más devotos de los seguidores del Daishonin. Por lo tanto, ella debe de haber respetado profundamente al Daishonin y demostrado su fe mediante acciones concretas.
    El Daishonin escribió esta el 23 de agosto de 1277, para alentarla y enfatizar que sólo profundizando su fe en el Gohonzon podía disfrutar de sus beneficios.
    El Dai-Gohonzon, el Verdadero Objeto de Veneración, para lograr el Estado de Buda, conferido a todas las personas del Ultimo Día de la Ley, fue inscrito el 12 de octubre de 1279. Sin embargo, aún antes de este tiempo, después de revelar su identidad como el Buda Verdadero del Ultimo Día durante la Persecución de Tatsunokuchi el 12 de septiembre de 1271, Nichiren Daishonin comenzó a inscribir el Gohonzon para algunos de sus seguidores más confiados. Estos Gohonzon personales inscritos por el Daishonin son llamados "Gohonzon de Receptividad y Relación Específica" (ikki ichien no Gohonzon. En esta carta, el Daishonin explica el significado del Gohonzon y la importancia de la fe en éste.
    El Gohonzon es el centro del Budismo de Nichiren Daishonin. En esta parte del Gosho, él menciona que nadie antes que él lo había inscrito en más de 2,000 años que habían pasado desde la muerte del Buda Shakyamuni. Fue tan absoluta la iluminación del Daishonin a la eterna Ley de la Vida que él pudo incorporar su iluminación --la unidad de su vida con la Ley Mística --en una forma material concreta que pudiera ser transmitida a generaciones futuras, proveyendo así la causa externa para que todas las otras personas durante el Ultimo Día de la Ley pudieran manifestar su inherente naturaleza de Buda.
    El capítulo veintiocho del Sutra del Loto expresa la histórica iluminación del Buda a la Ley Fundamental de la Vida en términos simbólicos como la magnífica Ceremonia en el Aire, un evento que trasciende tiempo y espacio en el cual los Budas Shakyamuni y Taho se sentaron lado a lado en la Torre del Tesoro, y todos los Budas a través del universo así como los incontables seres de los nueve mundos se reunieron a escuchar las enseñanzas del Buda. El gran maestro T’ien-T'ai expresó su iluminación a la ley fundamental de la vida como el principio de ichinen sanzen, una visión comprensiva de la vida que aclara la interconexión de la realidad máxima y el mundo de los fenómenos. Aún así, asombrosos e inspiradores como son, éstos meramente son explicaciones teóricas de la iluminación.
    Fue Nichiren Daishonin quien expresó primero su iluminación a la Ley de la vida en forma física, para que todas las demás personas pudieran lograr el Estado de Buda también. El no formuló vastos sistemas nuevos de doctrinas o teorías, pero trajo lo que hasta entonces había sido puramente teórico al dominio de la realidad. Debido a que él era el Buda Verdadero y Original, él pudo dar forma real a la Ley Original o Causa Verdadera para lograr el Estado de Buda. El Gohonzon, entonces no es un símbolo, sino la manifestación real de la ley eterna de Nam-myoho-renge-kyo y de la vida del Buda eterno quien está iluminado a ésta. Cuando entonamos daimoku con fe en el Gohonzon, manifestamos la ley de Nam-myoho-renge-kyo dentro de nosotros. Esto es lograr la Budeidad como un mortal común, de acuerdo con el principio enseñado por Nichiren Daishonin de que "abrazar el Gohonzon es en sí la iluminación" (juji soku kanjin.)
    El título de este Gosho es "El Verdadero Aspecto del Gohonzon" porque contiene una descripción de lo que está inscrito en el Gohonzon. A lo largo del centro del Gohonzon están inscritos en caracteres chinos las palabras "Nam-myoho-renge-kyo, Nichiren". Esto indica que el Gohonzon incorpora la unidad de la Ley (Nam-myoho-renge-kyo, la verdad fundamental del universo), y la Persona (El Buda original del tiempo sin principio, quien aparece en el Último Día de la Ley como Nichiren Daishonin). Esta inscripción representa la entidad de la vida verdadera del Buda. A ambos lados de esta inscripción central están escritos los nombres de los Budas Shakyamuni y Taho, como también los de los cuatro líderes de los Bodhisattvas de la Tierra y otros bodhisattvas, discípulos de shomon, dioses, seres humanos, demonios y otros, tal como son descritos en la magnífica Ceremonia en el Aire descrita en el Sutra del Loto. Estas figuras representan los Diez Mundos o todo fenómeno de la vida del Buda original. Explica Nichiren Daishonin que el Gohonzon es el significado máximo de la declaración del Sutra del Loto que dice "todo fenómeno revela la verdadera entidad" (shoho jisso), incorporando ambos la entidad y el fenómeno u obras de la vida del Buda Verdadero.

    FRAGMENTO DEL GOSHO
    Jamás busque este Gohonzon fuera de usted misma...la realidad inmutable que reina sobre todas las funciones de la vida.

    EL POTENCIAL SUPREMO YACE DENTRO DE NOSOTROS.
    Este es un pasaje muy conocido e importante. En él, el Daishonin disipa la idea que el Estado de Buda existe en ningún otro lugar fuera de nuestra propia vida y de la realidad en que vivimos. Aquí yace la grandeza de su Budismo, que es insuperable porque cierra la brecha entre la verdad máxima y la persona común.
    El Gohonzon, como hemos dicho, incorpora la vida de Nichiren Daishonin, el Buda del Ultimo Día de la Ley. Sin embargo, la ley fundamental de la vida a la cual Nichiren Daishonin estaba iluminado también existe dentro de nosotros. Por eso no existe una diferencia esencial entre la vida del Buda y la vida de los mortales comunes. Sin embargo, hay una diferencia esencial en términos de condición de vida. El Buda percibe que su propia vida es la Ley Mística, mientras que los mortales comunes, cegados por ilusiones, no lo percibe. Como el Buda del Ultimo Día de la Ley, Nichiren Daishonin inscribió el Gohonzon para que nosotros, mortales comunes, podamos despertar a la Ley Mística que está dentro de nosotros y alcanzar la misma condición de vida que la de él. Porque su meta era la de despertarnos a la entidad de nuestra propia vida, él advierte, "Jamás busque este Gohonzon fuera de usted misma". Si nosotros pensáramos del Gohonzon como un poder sobrenatural o externo al que le debemos suplicar para que nos ayude, eso nos impediría descubrir la verdad máxima dentro de nosotros. El Daishonin por consiguiente nos amonesta esta actitud en varios goshos. Por ejemplo, en "Sobre Cómo Lograr el Estado de Buda", declara:
    Aunque usted invoque y crea en Myoho-renge-kyo, si piensa que la Ley está fuera de usted, no está abrazando la Ley Mística sino cualquier otra enseñanza inferior... Por lo tanto, cuando invoca la Ley Mística y recita el Sutra del Loto, debe tener una profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida.(MW,1,págs.3-4)
    Para darle una analogía, no importa lo perfecta sea nuestra vista, no podemos ver nuestra propia cara. Sólo cuando nos miramos en un espejo podemos ver nuestra imagen. Similarmente, siendo mortales comunes de una sabiduría limitada, no podemos ver nuestra propia naturaleza de Buda. Sin embargo, cuando nos enfrentamos al espejo del Gohonzon, podemos descubrir el tesoro del Estado de Buda (el Gohonzon) dentro de nosotros.
    Aquí encontramos un punto de diferencia significativo entre el Budismo del Daishonin y aquellas enseñanzas religiosas que enseñan a depender de poderes sobrenaturales fuera de ellos mismos, ya sea mendigando su ayuda o buscando como desviar su ira. Históricamente, esta brecha percibida entre las personas y su objeto de veneración no sólo los ha cegado a la verdad dentro de sus propias vidas, sino ha abierto el camino a aquellos que pretenden ser intermediarios de una deidad para ganar y ejercer un poder sobre las vidas de los demás. Las enseñanzas de Nichiren Daishonin niegan cualquier brecha esencial entre seres humanos y la realidad máxima. En su lugar, nos enseñan que el potencial supremo yace dentro de nosotros, y nos muestra como manifestarlo "dentro de nuestra carne mortal" a través de abrazar el Gohonzon.
    El Gohonzon es la única manifestación perfecta de la Ley Mística en nuestro medio ambiente, puesto ahí por la compasión y sabiduría de Nichiren Daishonin. Cuando fusionamos nuestras vidas con el Gohonzon entonando Nam-myoho-renge-kyo podemos ser testigos de la realidad de Nam-myoho-renge-kyo emergiendo en nuestras propias vidas, en sus dos dimensiones, interna y externa. Esto sucede por medio de lo que el budismo denomina "la interacción de los cuatro poderes". El Gohonzon incorpora los poderes del Buda y de la Ley, los cuales son absolutos. Sin embargo, estos poderes sólo pueden ser activados por nuestros propios poderes de la fe y la práctica. Al creer en, y entonar daimoku al Gohonzon, podemos manifestar su poder en todos los aspectos de nuestras vidas.
    La fusión de nuestras vidas con el Gohonzon puede ser descrita como la extracción de la novena conciencia. La doctrina de las nueve conciencias representa un análisis budista de las funciones de la mente. Brevemente, las cinco primeras conciencias corresponden a los cinco sentidos de la vista, oído, olfato, gusto y tacto. La sexta conciencia, la mente, integra las impresiones de los cinco sentidos en imágenes coherentes para que uno pueda formar juicio acerca del mundo exterior.
    La séptima o conciencia mano es el dominio del pensamiento abstracto. Abarcando ambos dominios consciente e inconsciente, también comprende el apego al propio yo que se extiende aún bajo el nivel consciente.
    La octava, la conciencia alaya es un dominio inconsciente donde todas las experiencias, de las vidas presente y pasadas --karma --están almacenadas. Esta conciencia sufre cambios de un momento a otro mientras uno ejecuta contínuamente nuevas acciones, ya sean positivas o negativas. El contenido kármico de la conciencia alaya afecta la percepción de las primeras siete conciencias, y estas percepciones a su vez nos predisponen a nuestros propios patrones kármicos particulares. La conciencia alaya forma la estructura de la existencia individual, y es el sujeto que pasa por el ciclo de la vida y de la muerte.
    Algunas tradiciones budistas primitivas, como la escuela de la Conciencia-Sóla, considera a la conciencia alaya como la base de todas las funciones de la vida. Sin embargo, la escuela T'ien-T'ai propuso una novena conciencia, la conciencia amala o "conciencia pura fundamental" que yace debajo de la conciencia alaya. Esta conciencia no está manchada por acrecentamientos kármicos y es el dominio indestructible e inalterable de la naturaleza universal del Buda, dotado con las cuatro virtudes de ser verdadero, eternidad, pureza y felicidad. Al decir, "el Cuerpo es el palacio de la novena conciencia", Nichiren Daishonin enfatiza que el potencial para el Estado de Buda existe dentro de nosotros. El enseñó que a través de entonar Nam-myoho-renge-kyo podemos ganar acceso a esta novena conciencia, la profundidad máxima de la vida. Activada por nuestro daimoku, su luz, por así decir, ilumina las obras de las otras ocho conciencias, de manera que la red total que entrelaza las causas y los efectos que forman nuestra existencia individual se basa en la iluminación. Al extraer la naturaleza de Buda o la novena conciencia dentro de nosotros, podemos cambiar fundamentalmente nuestro karma para lo mejor y establecer un estado de vida inalterable.
    FRAGMENTO DEL GOSHO
    Los discípulos de Nichiren, sean sacerdotes o laicos...
    La fe es todavía más poderosa en el mundo del budismo.

    LA FE SE PROFUNDIZA A TRAVÉS DE ACCIONES ESPECÍFICAS DE PRÁCTICA Y ESTUDIO.
    Esta porción del gosho elabora desde varios puntos de vista la importancia sobre lo fundamental de la fe, citando el Maka Shikan de T'ien-T'ai, los comentarios de Miao-lo sobre éste, y también los clásicos chinos. Primero el Daishonin indica que un componente importante de la fe es la habilidad de "descartar honestamente las enseñanzas provisionales". Las enseñanzas provisionales son aquellas enseñanzas expuestas antes del Sutra del Loto, que revelan solamente aspectos parciales de la verdad y eran válidas solamente durante el Primero y Día Medio de la Ley --un período relativamente corto en la historia humana.
    En contraste, el Sutra del Loto, que es llamada la enseñanza perfecta (engyo) o "completa", revela la verdad en su totalidad y es válida para todas las épocas. Al inscribir el Gohonzon de las Tres Grandes Leyes Secretas, Nichiren Daishonin incorpora la verdad implícita en el Sutra del Loto en una forma práctica para este, el Ultimo Día de la Ley. El enseñó que apegarse a las enseñanzas provisionales una vez que la enseñanza verdadera ha sido revelada, es cometer calumnia; en efecto, tomando equivocadamente parte por su totalidad nos basamos así en una visión distorsionada de la vida.
    Los seguidores contemporáneos del Daishonin venían de otras sectas budistas basadas en los sutras provisionales, y él insistió firmemente que renunciaran a todas las oraciones desviadas, creencias y nociones asociadas con estas enseñanzas incompletas, enfatizando que solamente se puede lograr la iluminación a través de dedicarse totalmente a la enseñanza completa que se encuentra en el Nam-myoho-renge-kyo de las Tres Grandes Leyes Secretas.
    Para nosotros que hemos sido criados en la tradición Judeo-Cristiana del Occidente, la calumnia causada por el apego a las enseñanzas budistas provisionales no causa el mismo problema que causó a la gente del siglo XIII en el Japón. Sin embargo, podemos seguir cargando con nosotros varias actitudes, puntos de vista, u otros hábitos de pensamiento y comportamiento incompatibles con lo que el Daishonin nos enseña sobre la fe en el poder absoluto del Gohonzon y nuestra propia naturaleza de Buda. Por ejemplo, podemos pensar que no podemos ser felices hasta que los demás cambien, o esperar que algún poder externo mágicamente resuelva nuestros problemas. Puesto que actitudes erróneas de este tipo retrasan nuestro desarrollo, cuando lo reconozcamos en nosotros, debemos luchar para "honestamente desecharlos" y "entonar solamente Nam-myoho-renge-kyo" como el Daishonin enseña, dependiendo más completamente en el poder de nuestra fe en el Gohonzon. Entonces podemos manifestar más completamente el potencial inimaginable que tenemos dentro de nosotros, estableciendo buena fortuna tanto en esta vida como en la venidera.
    Nuestra fe sincera, dice el Daishonin, nos permitirá "entrar en la Torre de Tesoro del Gohonzon". Esto significa entrar al mundo del Estado de Buda. En esta conexión podemos notar algo bien interesante sobre el aspecto del Gohonzon mismo. Debido a que el Gohonzon está inscrito en papel o madera, este aparece plano, pero la ceremonia que éste representa es tridimensional, centralizada alrededor de Nam-myoho-renge-kyo. En otras palabras, mientras nos sentamos mirando hacia el Gohonzon, los Budas Shakyamuni y Taho están mirando hacia afuera, hacia nosotros, mientras Bodhisattvas Jogyo y los otros representantes de los nueve mundos están mirando en la misma dirección que nosotros. En este acto de entonar Nam-myoho-renge-kyo, nosotros tomamos parte en la ceremonia con ellos y entramos en al mundo del Gohonzon. La vida del Buda, la cual está incorporada en la ceremonia del Gohonzon, y la cual emerge dentro de nosotros y nuestro medio ambiente mientras estamos entonando Nam-myoho-renge-kyo, penetra el universo entero. Esto es por cierto, "un océano vasto", como T'ien-T'ai dice. Pero sin fe en el Gohonzon --esto es, sin realmente entonar Nam-myoho-renge-kyo -- no podemos entrar ni experimentarlo.
    Al estudiar esta parte del Gosho, podría ser de ayuda recordar que el desarrollo de la fe es un proceso contínuo. Ninguna persona posee una fe firme al principio de su práctica. Al comienzo de la práctica uno puede pensar que la fe es como un deseo espontáneo de confiar o de creer, o simplemente como la expectación o hasta la esperanza de que la vida será más feliz como resultado de entonar Nam-myoho-renge-kyo. Este deseo espontáneo de creer está inherente en todas las personas, como una expresión natural de la naturaleza de Buda. En este sentido, puede decirse que aún el miembro más nuevo tiene fe. Mientras uno continúe entonando daimoku, el o ella recibe beneficios y experimenta que las oraciones son contestadas, o paralelamente la fe de esa persona se profundiza hasta incluir el aspecto de la convicción en la verdad y poder del Gohonzon. Esta convicción a su vez impulsa a uno a hacer más esfuerzos en la práctica y en el estudio. A través de los meses y años, la convicción de uno se profundiza hacia una fe absoluta, la fe de la que Nichikan Shonin dice: "Fe absoluta en el Sutra del Loto es en sí el Estado de Buda".
    Nichiren Daishonin comprendió plenamente que el desarrollo de nuestra fe es un proceso de toda la vida. Es por eso que él contínuamente instó aún a creyentes fuertes a profundizar más su fe. Así como él dice en el Gosho: "La Represa de la Fe", "ustedes deben vaciar el agua de la duda y la calumnia fuera del barco de su vida y solidificar la represa de su fe". Todo aquel que haya navegado sabe que achicar agua requiere un esfuerzo persistente. No debemos atormentarnos con culpabilidad o ansiedad porque experimentamos dudas o no nos sentimos sinceros de vez en cuando; lo más importante es que continuemos esforzándonos en resolver nuestras dudas a través de oraciones sinceras y tomando acción en nuestras vidas. De esta manera, podemos profundizar nuestra fe firmemente.
    Aquí es importante también tener en mente que la fe se profundiza a través de acciones específicas de la práctica y el estudio. Nichiren Daishonin toca la relación de estos tres elementos fundamentales al citar el pasaje del Guketsu de Miao-lo: "Creer en la enseñanza perfecta significa despertar la fe a través de la doctrina y hacer de la fe la base de la práctica". La práctica y el estudio son integrales a la fe. El Daishonin mismo lo menciona en un pasaje famoso de "La Verdadera Entidad de la Vida": "Esfuércese en los dos caminos de la práctica y el estudio. Sin práctica y estudio, no puede haber budismo. Usted no solamente debe perseverar por sí mismo; sino que debe de enseñarle a otros. Tanto la práctica como el estudio, surgen de la fe". La fe no existe como un estado mental abstracto, sino que encuentra su expresión en la práctica, para uno mismo y para los demás, y en el estudio, que a su vez sirve para profundizar la fe. La fe profundizada de uno entonces lo motiva a hacer esfuerzos más serios en la práctica y el estudio. A través de este proceso, nuestra iluminación emerge.
    Con los dos ejemplos de la historia china, el Daishonin nos enseña que la fe, aunque es invisible, es un poder real que produce resultados visibles. La primera historia es concerniente al fundador de la Ultima Dinastía Han. Una vez, cuando el futuro emperador estaba todavía luchando por el poder, él estaba retirándose de un campo de batalla en medio del invierno, seguido por el enemigo. Sabiendo que un río ancho se encontraba adelante, despachó a su capitán de más confianza para ver si éste podía cruzarlo. El oficial encontró que el río no se podía cruzar pero no teniendo el corazón de darle tal noticia devastadora, reportó que éste estaba congelado. De acuerdo con la tradición, debido a que el futuro emperador tuvo una fe completa en este informe, cuando su ejército llegó al río, él lo encontró sólidamente congelado y pudo cruzar con seguridad.
    La segunda historia es conocida por muchos de nosotros en el Gosho "El General Tigre de Piedra". El general Li Kuang de la antigua dinastía Han, creyendo que una roca en el arbusto era el tigre que había dado merte a su padre, logró disparar una flecha que penetró la sólida roca. Estas dos historias enseñan que el poder de la fe puede convertir lo imposible en una realidad. "La fe es todavía más poderosa en el mundo del budismo", dice el Daishonin, debido a que está basada en una Ley inmutable.
    Es humano preguntarse si algún día vamos a resolver nuestros problemas o si la gran tarea del kosen rufu va a ser lograda, especialmente cuando estamos cansados y descorazonados. Sin embargo, cuando nos rendimos a tales dudas, nosotros limitamos nuestra capacidad para manifestar los beneficios ilimitados del Gohonzon. La grandeza de la fe radica en su poder de dejarnos ver más allá de las limitaciones y sufrimientos del presente hacia el futuro ilimitado y jubiloso que estamos creando a través de nuestras oraciones y nuestras acciones basadas en ella. El Daishonin nos estimula a usar las circunstancias dadas, cualesquiera que sean, como una oportunidad para fortalecer nuestra fe en el Gohonzon, de manera que podamos manifestar más completamente nuestra naturaleza de Buda y así crear una realidad más iluminada.