• Los deseos mundanos son la iluminación

    Gosho Zenshu, pág. 1116.

    The Major Writings of Nichiren Daishonin, vol. 2, pág. 198.
    Le agradezco profundamente la visita que me ha hecho y su constante inquietud por las numerosas persecuciones que se han abatido sobre mí.
    Hice frente a estos hostigamientos como devoto del Sutra del Loto y no me arrepiento de ello en absoluto. No podría haber una vida tan afortunada como la mía, por muchas veces que se pudiera repetir el ciclo de nacimiento y de muerte. [Si no fuera por estas dificultades,] podría haber permanecido en los tres o cuatro caminos del mal. Pero ahora, para mi inmenso beneplácito, estoy seguro de cortar el ciclo de sufrimientos del nacimiento y la muerte, y de lograr el fruto de la Budeidad.
    T'ien-t'ai y Dengyo se vieron sometidos al odio y a los celos tan sólo porque propagaron la doctrina teórica de "los tres mil estados presentes en cada momento de la vida", contenida en la primera mitad del Sutra del Loto. En el Japón, esta doctrina fue propagada y transmitida sucesivamente por Dengyo, Gishin, Encho, Jikaku y otros. Entre los muchos discípulos que siguieron al gran maestro Jie, decimoctavo sacerdote principal de la escuela Tendai, se contaban Danna, Eshin, Soga y Zen'yu. En ese momento, las enseñanzas de dicha escuela se dividieron en dos: Danna, el administrador de los monjes, transmitió los estudios doctrinales, mientras que Eshin, el supervisor de los monjes, se consagró a las prácticas relacionadas con la medi-tación. Los estudios de la doctrina son como la Luna, y la práctica de la meditación, como el Sol. Los estudios doctrina-les son superficiales, mientras que la práctica de la medita-ción es profunda. Por ende, las enseñanzas expuestas por Danna fueron amplias, pero superficiales, mientras que las enseñanzas de Eshin fueron profundas, pero limitadas.
    La enseñanza que yo, Nichiren, hoy estoy propagando podrá parecer limitada, pero, en realidad, es insuperablemente profunda. Esto es porque va mucho más allá de todo lo expuesto por T'ien-t'ai y Dengyo. Está compuesta por tres cuestiones importantes, contenidas en el capítulo "Duración de la vida" de la enseñanza esencial. Practicar sólo los siete caracteres de Nam-myoho-renge-kyo podrá parecer limitado, pero ya que esta Ley es maestra de todos los budas de las tres existencias, maestra de todos los bodhisattvas de las diez direccio-nes y guía que permite a todos los seres vivos llegar al Camino del Buda, su práctica es incomparablemente profunda.
    El sutra señala: "La sabiduría de los budas es infinita-mente profunda e inmensurable". "Los budas" se refiere a cada uno de los budas de las diez direcciones y de las tres exis-tencias. Representa a cada uno de los budas y bodhisattvas de cualquier escuela o sutra que pueda existir, desde Dainichi El Que Así Llega —de la escuela Shingon— hasta Amida —de la escuela Tierra Pura—, incluidos todos los budas del pasado, presente y futuro y también el mismísimo Shakyamuni El Que Así Llega. El sutra se refiere a la sabiduría de todos estos budas.
    ¿Qué quiere decir la "sabiduría" de los budas? Es la entidad del verdadero aspecto de todos los fenómenos —o diez factores—; la entidad que conduce a todos los seres a la Budeidad. ¿Y entonces, qué es esa entidad? No es otra que Nam-myoho-renge-kyo. Un comentario señala que el profundo princi-pio del verdadero aspecto es la Ley originariamente intrínseca de Myoho-renge-kyo. El verdadero aspecto de todos los fenóme-nos indica a los dos budas Shakyamuni y Taho [sentados lado a lado en la Torre de los Tesoros]. Taho representa todos los fenómenos, mientras que Shakyamuni representa el verdadero aspecto. Los dos budas indican, también, los dos principios de la verdad como objeto y la sabiduría para captarla. Taho se refiere a la verdad como objeto, y Shakyamuni, a la sabiduría. Aunque son dos, se fusionan en una unidad, en la iluminación del Buda.
    Estas enseñanzas son de importancia primordial. Significan que los deseos mundanos son la iluminación, y que los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana. Aun durante la unión física del hombre y de la mujer, cuando uno invoca Nam-myoho-renge-kyo, los deseos mundanos son la ilumi-nación, y los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana. Los sufrimientos son el nirvana sólo cuando uno comprende que la vida, a lo largo de todo su ciclo de nacimiento y muerte, no nace ni se destruye. A estos principios se refieren los siguientes pasajes. El Sutra Fugen señala: "Sin cortar los deseos mundanos y sin separarse de los cinco deseos, pueden purificar sus sentidos y borrar sus faltas". En el Maka shikan dice que "la ignorancia y el polvo de los deseos son la iluminación, y los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana". El capítulo "Duración de la vida" del Sutra del Loto afirma: "A cada momento, me pregunto cómo hacer para que todos los seres vivientes ingresen en el camino insuperable y adquieran, rápidamente, el cuerpo de un buda". Y el capítulo "Medios hábiles" señala: "Son, también, eternas todas las características del mundo". La entidad no es más que Nam-myoho-renge-kyo.
    Y este Sutra del Loto, tan preciado y augusto, fue lo que en existencias pasadas yo aplasté bajo mis rodillas, desprecié, desdeñé con repugnancia y en lo cual me negué a creer. De una forma u otra, maliciosamente me burlé de las personas que estudiaban el Sutra del Loto y que lo enseñaban a los demás, aunque más no fuera a una sola persona, y así transmitían la Ley en bien del futuro. Además, hice cuanto pude para impedir que los demás abrazaran la fe en el sutra: aseguré que debían hacerlo a un lado por el momento, ya que en esa existencia les sería muy difícil de practicar, aun cuando, en su próxima vida, pudiese resultar una práctica adecuada. Por actos contra la Ley como los que acabo de mencionar he tenido que enfrentar las muchas persecuciones que sufrí en esta existencia. Porque una vez desprecié el Sutra del Loto, la enseñanza suprema, ahora los demás me desprecian y no toman en cuenta mis pala-bras. El capítulo "Parábolas y semejanzas" señala que otras personas no se preocuparán por uno ni le mostrarán ninguna solidaridad, aunque uno trate sinceramente de ser amistoso con ellas.
    Como devoto del Sutra del Loto, usted sufrió graves persecuciones, y, sin embargo, siguió viniendo a ayudarme. En el capítulo "Maestro de la Ley", el Buda señala que él enviará cuatro clases de creyentes, mágicamente conjurados: monjes, monjas, laicos y laicas [en bien de los maestros de la Ley]. Si usted no es uno de estos laicos, entonces, ¿a qué laicos podría estar refiriéndose este pasaje? No sólo escuchó la Ley, sino que también abrazó la fe en ella y, desde entonces, la ha seguido sin desviarse. ¡Qué prodigioso! ¡Qué extraordinario! ¿Cómo podría haber dudas, pues, de que yo, Nichiren, soy el maestro del Sutra del Loto? En otras palabras, casi me parezco al "emisario de El Que Así Llega"; estoy llevando a cabo "la tarea de El Que Así Llega". He propagado los cinco caracteres del daimoku que fueron encomendados al bodhisattva Jogyo cuando los dos budas se sentaron juntos en la Torre de los Tesoros. ¿Acaso esto no indica que soy un enviado del bodhi-sattva Jogyo? Pero, además, usted me está siguiendo a mí y, como devoto del Sutra del Loto, también está hablando con otras personas acerca de esta Ley. ¿Qué otra cosa podría ser esto, sino la transmisión de la Ley?
    Mantenga firme su fe en el Sutra del Loto. Nadie puede arrancar fuego del pedernal si se detiene en mitad de la tarea. Haga surgir el inmenso poder de la fe y establezca una excelente reputación entre los pobladores de Kamakura y del resto del Japón, para que lo conozcan como "Shijo Kingo de la escuela Hokke". La mala fama echa a correr por todas partes. Entonces, una buena reputación se difundirá mucho más aún, particularmente si se debe a la fe en el Sutra del Loto.
    Explíquele todo esto a su mujer, y trabajen los dos juntos, como el Sol y la Luna, como un par de ojos, como las dos alas de un ave. Con el Sol y la Luna, ¿acaso podrían caer en el camino de la oscuridad? Con un par de ojos, ¿acaso podrían no ver los rostros de Shakyamuni, Taho y de todos los demás budas de las diez direcciones? Con un par de alas, seguramente podrán volar, en un instante, a la tierra de los tesoros de la Luz Tranquila. En otra oportunidad, le escribiré con mayor detalle.
    Con mi profundo respeto,

    Nichiren


    En el segundo día del quinto mes.

    En respuesta a Shijo Kingo.
    Antecedentes:
    En el cuarto mes de 1272, Shijo Kingo viajó desde Kamakura para visitar a Nichiren Daishonin en la isla de Sado. Kingo era un samuray que estaba al servicio de la familia Ema, rama del clan Hojo que gobernaba en ese momento. Fue un arduo viaje a través del mar del Japón, que lo mantuvo alejado de sus obligaciones en Kamakura por más de un mes.
    En el segundo día del quinto mes de 1272, poco después de haber retornado Kingo a Kamakura, Nichiren Daishonin le envió esta carta. Fue redactada como expresión de gratitud por su visita. En primer lugar, el Daishonin afirma que es motivo de gran regocijo soportar persecuciones como devoto del Sutra del Loto, ya que ése era el camino más certero para lograr la Budeidad. Revela que la Ley esencial percibida por todos los budas no es más que Nam-myoho-renge-kyo.
    Asimismo, el Daishonin demuestra el poder de la Ley refiriéndose a doctrinas budistas tan profundas como la que establece la fusión entre la realidad y la sabiduría, y la que sostiene que "los deseos mundanos son la iluminación". El tema de este escrito, "los deseos mundanos son la iluminación", es un principio esencial del Budismo Mahayana e indica que los anhelos terrenales de los seres humanos, cuando están templados por la fe en la enseñanza correcta, se convierten en fuerza vital para lograr la iluminación